23.- NOCHE TRAGICA.

“A la noche siguiente –dice Rivas- pasaba el ejército por el Oratorio de Morante, en el que se encontraban refugiadas numerosas familias, las que no lograron salvarse de actos de auténtica barbarie. Refiere al general (Tomás de) Iriarte en sus Memorias que la soldadesca abandonada la columna para dedicarse al pillaje con tal desenfreno que una partida federal alcanzó el Oratorio la misma noche, degollando a todos los soldados que encontró”.

El 17 de setiembre de 1861 las fuerzas de Bartolomé Mitre se impusieron a las de Justo José de Urquiza en la batalla de Pavón. Diecisiete de los muertos fueron enterrados en el cementerio de Morante, junto a la capilla.

Las vicisitudes de la política provincial hicieron que el Oratorio, cayera en el olvido y el descuido, por lo que el 17 de marzo de 1894 el Comandante Matías Barrera pidió al gobernador Luciano Leiva se reconstrucción.

La celebración de la Natividad de la virgen, el 8 de setiembre, fue en sus inicios motivo de fiesta y de reunión social. Había carreras de caballos, juego de taba y carrera de  sortija. Varias orquestas con músicos y payadores acudían para animar bailes.

El Oratorio de Morante, destaca Rivas “vio pasar los primeros ejércitos libertadores. Acudieron al resguardo de sus muros las gentes aterrorizadas por el horror de los malones y  de las guerras civiles. Las viejas campanas de su rústica espadaña tañeron a manera de responso cuando las fosas excavadas en sus contornos se cerraron sobre los muertos de Pavón”.

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