5.- HACIA EL ACUERDO DE SAN NICOLÁS.

Concurrieron numerosos representantes y se denominó:” El acuerdo de San Nicolás”, el 31 de mayo de 1852 en un solar que todavía existe en el centro de la Ciudad de San Nicolás de los Arroyos.

Fueron redactados 19 artículos, entre ellos figuraba el artículo 5 que fijaba:” el Congreso de la Nación lo formarían dos Diputados por provincia”. Esta disposición del “Acuerdo” causó pésima impresión porque se dejaba en un pie de igualdad a Buenos Aires con cualquiera de las demás provincias, cosa que según el gobierno de esta última“implicaba un agravio y una injusticia”.

La agitación y alarma se apoderó del pueblo de la provincia de Buenos Aires y desencadenó  la disidencia en los partidarios que  habían combatido a Rosas. Entre los que se opusieron a Urquiza estaban Mitre, Portela, Ortiz, Estévez, Seguí, Marcelo Gamboa, Vélez Sarsfield y V. Alsina.

Por los hechos antes apuntados renuncia el gobernador Vicente López y el mismo General Urquiza asume el Gobierno de la Provincia. Los opositores recibieron la orden para abandonar el país; Urquiza volvió a nombrar gobernador a Don Vicente López, y éste convoca a elecciones para el 23 de Agosto, fecha  en la que  se elegirían dos diputados al Congreso de Santa Fe.  Resultaron  electos D. S. M. Del Carril y el Dr. Eduardo Lahitte.

Nuevas desavenencias hicieron renunciar a Vicente López, siendo nombrado en su lugar el General Galán, embarcándose Urquiza hacia la Ciudad de Santa Fe.

Aprovechó el Dr. Alsina la ausencia del General Urquiza y con el aval del General Pirán a la cabeza estalló “la Revolución en Buenos Aires”,  llamada la oposición porteña.

El mismo día se constituyó en Gobernador de la Provincia, el General Manuel Guillermo Pinto, quien luego del juramento  nombró ministros al Dr. Alsina, al Dr. Carreras y al General Pirán.

El 21 de Setiembre del mismo se dictó una Ley por la que se resolvía que Bs. As. “no      reconociera ninguno de los actos que verificasen los diputados reunidos en Santa. Fe”.

Por esa Ley quedaba aislada y separada de la Comunidad Argentina la gran familia porteña, entregándose a los azares de una política incierta.

El hombre que por sus tradiciones y compromisos de Partido había tomado la dirección de estos graves asuntos era el Dr. Alsina, quien con su espíritu localista  comprometería y quizá interrumpiría por muchos años la Organización Nacional.

Desde Entre Ríos, Urquiza analizó su  impotencia para someter a la provincia rebelde. El Ejército Aliado, triunfante en Caseros, estaba disuelto, ya habían  retornado  a sus respectivos Países  Orientales y Brasileños.  Las Tropas Correntinas se habían plegado a la Revolución, y en esa forma, Urquiza  entabló diálogo con el Gobierno Revolucionario, pues anhelaba con urgencia “tener la Constitución y ordenaba  también  el retiro del resto de su ejército acantonado en San Nicolás”.

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